I.C.I - CIUDADANIA: Democracia como sistema y cultura.
CIUDADANIA:
La forma en que el Estado ejerce sus funciones está relacionada con el concepto de gobernabilidad, defendido por varios organismos internacionales (1) como siendo la “capacidad de adaptación de los países al nuevo modelo de desarrollo, como con la capacidad de las sociedades de desarrollar equilibrios virtuosos (o por lo menos razonablemente estables) entre los sistemas económicos, políticos y culturales”. Sin embargo, este equilibrio se ha visto aplazado por la predominancia del sistema económico sobre los otros sistemas sociales, políticos, etc.
Es función del Estado regular el sistema económico teniendo en cuenta la protección social de sus ciudadanos y ciudadanas. Sin embargo, la política económica dominante, el neoliberalismo, debilita el poder del Estado fortaleciendo el sector privado y asegurando el predominio del mercado. Para restaurar el desequilibrio causado por el predominio del sistema económico frente a los sistemas sociales, políticos y culturales, es necesario que, por un lado, los Estados orienten sus políticas en el sentido de equilibrar la justicia y garantizar la democracia a todos los ciudadanos y ciudadanas y por el otro, que los mismos ciudadanos y ciudadanas participen en el sistema de gobernabilidad democrática, presionando para que exista un mayor equilibrio entre los diferentes sistemas, pues según Prats, la gobernabilidad es una cualidad de los sistemas y de las sociedades y no de los gobiernos.
El ejercicio de la ciudadanía se encuentra así articulado con la posibilidad de regulación y control de un Estado y con la posibilidad de incidencia directa en la regulación del sistema económico. En una democracia participativa y no sólo representativa, son las mismas sociedades que tienen el poder de tornar efectivas las decisiones del Estado, de lograr ejercer los mecanismos de control y de construcción de políticas públicas a nivel local y global.
“Un sistema de gobernabilidad democrática debería permitir que las reglas y normas sean producto de la participación, la deliberación, la confrontación de intereses y de modelos mentales entre actores que tienen en cuenta no sólo sus derechos e intereses sino también la estabilidad y avances en el orden global”.
Democracia como sistema y cultura.
La forma en que el Estado ejerce sus funciones está relacionada con el concepto de gobernabilidad, defendido por varios organismos internacionales (1) como siendo la “capacidad de adaptación de los países al nuevo modelo de desarrollo, como con la capacidad de las sociedades de desarrollar equilibrios virtuosos (o por lo menos razonablemente estables) entre los sistemas económicos, políticos y culturales”. Sin embargo, este equilibrio se ha visto aplazado por la predominancia del sistema económico sobre los otros sistemas sociales, políticos, etc.
Es función del Estado regular el sistema económico teniendo en cuenta la protección social de sus ciudadanos y ciudadanas. Sin embargo, la política económica dominante, el neoliberalismo, debilita el poder del Estado fortaleciendo el sector privado y asegurando el predominio del mercado. Para restaurar el desequilibrio causado por el predominio del sistema económico frente a los sistemas sociales, políticos y culturales, es necesario que, por un lado, los Estados orienten sus políticas en el sentido de equilibrar la justicia y garantizar la democracia a todos los ciudadanos y ciudadanas y por el otro, que los mismos ciudadanos y ciudadanas participen en el sistema de gobernabilidad democrática, presionando para que exista un mayor equilibrio entre los diferentes sistemas, pues según Prats, la gobernabilidad es una cualidad de los sistemas y de las sociedades y no de los gobiernos.
El ejercicio de la ciudadanía se encuentra así articulado con la posibilidad de regulación y control de un Estado y con la posibilidad de incidencia directa en la regulación del sistema económico. En una democracia participativa y no sólo representativa, son las mismas sociedades que tienen el poder de tornar efectivas las decisiones del Estado, de lograr ejercer los mecanismos de control y de construcción de políticas públicas a nivel local y global.
“Un sistema de gobernabilidad democrática debería permitir que las reglas y normas sean producto de la participación, la deliberación, la confrontación de intereses y de modelos mentales entre actores que tienen en cuenta no sólo sus derechos e intereses sino también la estabilidad y avances en el orden global”.
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